El comercio internacional no se mueve en una sola carretera o puerto. Para llegar a destino, muchas veces se requiere combinar distintos medios de transporte: marítimo, aéreo, terrestre y ferroviario. A esta estrategia se le conoce como transporte multimodal, y es clave para optimizar costos, tiempos y eficiencia.
¿Qué es el transporte multimodal?
Se refiere al traslado de mercancías bajo un solo contrato, aunque participen diferentes modos de transporte. Es decir, el cliente firma con un operador multimodal (OTM) que se hace responsable de toda la operación.
Ventajas principales
- Reducción de tiempos: se aprovechan las fortalezas de cada medio.
- Ahorro en costos: la combinación permite rutas más económicas.
- Mayor cobertura geográfica: se puede llegar a destinos remotos.
- Simplificación documental: un solo contrato y un único responsable.
Ejemplo práctico
Un embarque de autopartes desde Querétaro hacia Alemania puede seguir esta ruta: transporte terrestre hasta Veracruz → barco hasta Hamburgo → tren hacia la planta destino. El exportador no necesita firmar contratos con cada transportista, pues el OTM centraliza todo.
Retos del transporte multimodal
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Coordinación entre actores: transportistas, aduanas, operadores logísticos.
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Demoras en transbordos: si un medio se retrasa, afecta a toda la cadena.
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Costos ocultos: almacenajes intermedios o tarifas extras.
¿Cuándo conviene?
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Cuando los trayectos son internacionales de larga distancia.
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Cuando la mercancía es de alto valor y requiere eficiencia.
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En envíos que no pueden depender de un solo medio (ej. exportaciones urgentes combinando avión + camión).
El transporte multimodal es más que una tendencia: es la respuesta moderna a la globalización, permitiendo que productos lleguen más rápido y con menores riesgos.
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